En el Infanta Isabel
Quizá fue porque no hubo sentimentalismos, sino sentimientos y emociones; quizá porque no hubo protagonismos, sino protagonistas; porque no hubo falangismos, sino falangistas o porque no se pretendió enseñar a los demás, sino aprender de otros. Quizá porque “aquí no puede haber aplausos ni vivas para Fulano o para Mengano. Aquí nadie es nadie, sino una pieza, un soldado en esta obra nuestra y de España”. Lo cierto es que la noche pasada, en un pequeño teatro de la calle Barquillo, de Madrid, asistí a uno de los encuentros políticos más entrañables y hermosos de cuantos he vivido en los 44 años de vida que cumpliré mañana. Hace 75 años, tres cuartos de siglo, un 29 de octubre de 1933, en el Teatro de la Comedia, se ponían los primeros cimientos del Nacional-Sindicalismo. Nacía la Falange, de la mano de García Valdecasas, Ruíz de Alda y José Antonio Primo de Rivera y se pronunciaba el conocido discurso de la fundación, que anoche tuvimos la oportunidad única e histórica de revivir, de sa