Descanse en paz, General Monzón
Descanse en paz, General Monzón, conspirador conspicuo de todos los tiempos, hombre de opinión cambiante, errática y siempre disonante, pero de una sola dirección. Eterno amante de la España eterna desde posiciones a veces incomprensibles y siempre comprometidas. Hombre de respetos inquebrantables y adhesiones ininteligibles, siempre dispuesto a conversar de España y de sus gestas aunque la historia le diera la razón y el presente y desde luego el futuro que perseguimos incansables se la quitaran cada día a trompicones. A veces discutimos, a veces coincidimos, siempre nos respetamos y apreciamos, como sin duda apreció y respetó a mis ancestros, cuando eso era caro. Muy caro. De salidas de pata de banco y humor de perros, fue siempre fiel a sí mismo, y consigo mismo, lo fue a España, aunque como muchos de nosotros, ni la comprendiera ni le gustara. Adiós, viejo amigo de tertulias y de radio, de recónditos restaurantes madrileños de cuchara y conciliábulos de Transición y disparates var