En relación a la querella contra "Salvados", de la Sexta

Reproduzco en su integridad una nota emitida por FE-La Falange y publicada en su página Web, a la que se puede acceder pinchando en el título de este artículo. No pongo ni quito coma, pues no sólo suscribo cada línea, sino que comparto el enorme asco que me produce la judicatura en España, cuando, a pesar de reconocer la esencia de la demanda y calificar los hechos severamente, decide después que... ¡es broma, y en broma se puede decir cualquier cosa! y por tanto la archiva sin más. No importa, al final, algún día, todo esto formará parte de un sumario gordísimo, en el que no quedarán muchas ganas de reirse.
"Un juez catalán desestima nuestra querella contra el programa “Salvados”, de La Sexta

Como en los chistes viejos, tenemos dos noticias: una buena y una mala. Primero damos la mala, claro: el programa de La Sexta “Salvados” que emitió una carnavalada burlesca y ofensiva contra las personas enterradas en el Valle de los Caídos y contra el propio templo así como contra símbolos políticos del falangismo se va de rositas después de la querella criminal que interpuso contra ellos La Falange (FE).

Y la buena noticia: el juez de primera instancia de Esplugues de Llobregat (allí tiene su domicilio social la productora responsable del bodrio) que ha archivado la citada querella debe ser un primo inteligente, gracioso y con buen gusto de Buenafuente y el Follonero. Y encima sabe de buen cine… ¡Un filón oigan! No se entiende que no tenga un huequecito en La Sexta o que no le hayamos visto en alguna tertulia echando un cigarrito –de la risa y con buena yerba, ya que es un cachondo pero con buen gusto- con Garci y sus cinéfilos.

Nos dice este amigo que el programa en el que se burlan de los muertos no es punible legalmente en resumidas cuentas porque se trata de un programa en clave de humor. Incluso el ínclito juez reconoce que sus formas son de muy mal gusto. Cuenta su sentencia que si los chicos de El Terrat “hubieran tenido una pizca del talento artístico de cineastas como Chaplin o Wilder hubieran transmitido en esencia igual crítica burlesca que la pretendida(…) pero sin caer en lo burdo o acaso falto de todo estilo.”

Parece un tío majo, hace sentencias divertidas y no los típicos tochos que no hay quien se lea. Sentencias bonitas, sí, pero tan inútiles como la mayoría. Si los de El Terrat, que son unos horteras, le parodiaran por criticar su falta de talento pintarían un tipo que hace manitas con su novio gafapasta en la última fila de un cine de esos en los que la Generalitat pone el último estreno doblado a la lengua que habla Aznar en la intimidad. Seguro que le pondrían de mariquita como cada vez que tienen rabia a alguien. ¿A que armario de la productora de Buenafuente habría que mandar un psiquiatra para descubrir el trauma?

En resumen y a lo importante: este tío tan “salao” dicta una sentencia que además de ir contra el sentido común es intrínsecamente injusta y crea un precedente de discriminación extremadamente grave. Sea o no en tono de humor, las faltas al honor en un lugar tan sensibles como un lugar de culto religioso han existido de forma objetiva.

Además, y es también un hecho objetivo, bajo este trasfondo de tono humorístico se estaban realizando manifestaciones de un tono político. Dejemos en este punto que nos deslumbre la luz del marxismo. Pero el de Groucho, Harpo y Chico, Zeppo y los demás hermanos Marx, ya que la cosa va de humor. Así pues, recordemos una de las grandes frases del gran Groucho en Sopa de Ganso: “Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros.”

Según la odiosa ley de memoria histórica todo tipo de manifestación política está prohibida en el Valle de los Caídos. A los que simplemente pretendíamos ir a un funeral en silencio como siempre, sin lanzar ningún tipo de consigna pero si portando nuestros símbolos nos encontramos con una compañía de la Guardia de Asalto.

Eso para nosotros. Para unos tiene unos principios y para los chicos de la Sexta tienen otros muy distintos con buenos contratos.

Y toda esta barbaridad la ha refrendado con su sentencia este juez Esplugues de Lobregat que, como diría Groucho, “puede parecer un idiota y actuar como un idiota, pero no se deje engañar: es realmente un idiota”. "

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