No es por casualidad
Que el peor Ministro de Asuntos Exteriores de la historia de España (con permiso – y sin él – de Ana Palacios) haya sido el primero en visitar como tal, una parte del territorio español ocupado por la pérfida , y a pesar de lo que le pueda parecer al decrépito anciano Manuel Fraga Iribarne, en su deriva hacia el abismo político en el que, por otro lado, siempre ha estado, no debería sorprendernos. Es cierto que es un error político de una magnitud tal, que Miguel Ángel Moratinos no sé si alcanza a comprender y que supone el peor gesto de la diplomacia española – nunca quebrantada en su conjunto, en torno a la roca – desde los gobiernos de uno de los abuelos del actual monarca, Fernando VII, el deseado , y sus bochornosas claudicaciones ante el imperio – en este caso el francés – por la disputa del poder absoluto con su papá, merced a las canalladas de Godoy. Recuerdo cómo un día de la Constitución de 1998, para más señas, un grupo de españoles - aliancistas del AUN - hartos de tanta i
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