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Mostrando entradas de octubre, 2008

En el Infanta Isabel

Quizá fue porque no hubo sentimentalismos, sino sentimientos y emociones; quizá porque no hubo protagonismos, sino protagonistas; porque no hubo falangismos, sino falangistas o porque no se pretendió enseñar a los demás, sino aprender de otros. Quizá porque “aquí no puede haber aplausos ni vivas para Fulano o para Mengano. Aquí nadie es nadie, sino una pieza, un soldado en esta obra nuestra y de España”. Lo cierto es que la noche pasada, en un pequeño teatro de la calle Barquillo, de Madrid, asistí a uno de los encuentros políticos más entrañables y hermosos de cuantos he vivido en los 44 años de vida que cumpliré mañana. Hace 75 años, tres cuartos de siglo, un 29 de octubre de 1933, en el Teatro de la Comedia, se ponían los primeros cimientos del Nacional-Sindicalismo. Nacía la Falange, de la mano de García Valdecasas, Ruíz de Alda y José Antonio Primo de Rivera y se pronunciaba el conocido discurso de la fundación, que anoche tuvimos la oportunidad única e histórica de revivir, de sa

Dos tardes de economía: la nueva esclavitud

Las dos tardes de economía que le iban a dar a Zapatero al principio de la primera legislatura se debieron quedar en nada. Es lógico: si a este presidente de coeficiente intelectual nulo le cuesta levantar las nalgas del asiento ante las enseñas de las naciones invitadas a nuestros desfiles, precisamente para conmemorar la hispanidad -por muy americanos que éstos sean - o si la cantante de opereta con la que convive le tiene prohibido dormir fuera de casa, aunque para ello haya que dar plantón a otros líderes europeos, parece razonable pensar que las clases de economía se las fumó del todo y así nos luce el pelo. La consecuencia de los primeros ejemplos, unidos a alguna que otra chirigota más que “los primeros ministros se gastan entren sí”, según este mequetrefe, es que el mundo entero - el de los cuatro, el de los ocho, el de los veinte y el de los trescientos veinte mil, si los hubiere - se están desternillando de risa al ver como este “clown” se desgañita meneando la manita de ma

Me declaro competente

Esto de pasarse 15 días por esos mundos de Dios tiene sus ventajas – no cabe duda – pero también sus inconvenientes. Entre las ventajas está la nada despreciable oportunidad de mirar más allá del ombligo propio, de comparar cómo son las cosas en otros lugares, en otras culturas, bajo otros credos y con éstas o aquellas formas de gobernarse. Cómo discurre la vida en países de cultura musulmana o hinduista; cómo se genera riqueza o pobreza en tales o cuales lugares y cómo la corrupción – esta sí, internacional, globalizada, estándar – traspasa todo credo para instalarse siempre en los mismos mecanismos de poder y ejercitarse siempre sobre los menos favorecidos. Sirve para ver cómo algunos pueblos, aún en tales circunstancias, son capaces de sonreír continuamente, de mostrar su cara amable y de compartir con el visitante algunos de sus momentos espontáneos más hermosos: sus canciones, sus bailoteos, sus desgarrados y vetustos instrumentos musicales dejando discurrir, por entre los minutos

Toska y los animales sin alma

Solo quien ha tenido la fortuna de compartir su vida con uno de esos bichejos llamados "animales de compañía", o más extensamente, "domésticos", saben a que me refiero. Da igual que se trate de un enorme y tozudo caballo o de un diminuto perrito. Yo siempre he tenido perro. He vivido otras veces la pérdida del fiel compañero, del animal que si no está dotado de alma es porque cabe que el alma se eche a perder. Se me marchó Zar - zaruco , en casa - el enorme Dogo azul por el que mi hermano y yo éramos reconocidos a cualquier distancia en el barrio de nuestra infancia. La foto de su enorme cabeza, llena de bondad, de cariño, de amistad, de lealtad, con una medio sonrisa permanente que sólo nosotros sabíamos interpretar aún cuelga en la pared de casa, en memoria de todo lo que nos dio sin pedir jamás nada. Decidió irse cuando me encontraba asistiendo a mi hermano y a otros dos camaradas durante una de sus innumerables fugas, hace ya muchos años, en el corazón de los M