Me da mucha vergüenza Hablarte

No sé cómo hablarte hoy, Señor de todas las batallas. No sé cómo dirigirme a Ti sin que una profunda vergüenza me embargue. Sí, ya sé que podría alegar que no es culpa mía, que es inevitable, que son Tus enemigos, esos que han emprendido una cruzada anticlerical, anticristiana y atea contra España, los culpables de este último latrocinio. Que poco podemos hacer los simples ciudadanos de a pie... Pero hablarte a Ti, Señor, tiene un inconveniente y es que ni te puedo engañar a Ti, ni puedo engañarme a mí mismo. Hablar Contigo, Señor, implica que las respuestas manan del interior y que no caben interpretaciones. Y Tú yo sabemos Señor, que Te hemos fallado. Todos, incluso aquellos que frecuentemente hacemos profesión de Fe públicamente - a veces creo que como fariseos – aquellos que apelamos al indómito espíritu español, a ese último bastión en que los españoles terminamos reventando e impidiendo la tropelía, Te hemos abandonado. De qué otro modo, Señor, cabe interpretar si no, lo que los ...