Fotos y fotos

Mientras el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco – en el caso de que tal hipotético país existiese más allá de la imaginación y el deseo de todos los llamados a sí mismos “nacionalistas moderados” con el necesario concurso de todos los demás partidos, también moderados en todo menos en su manifiesta cobardía política – declaraba legal la exhibición de las fotografías de los asesinos etarras en sus aquelarres, con el consiguiente efecto legal de incurrir en los correspondientes tipos delictivos de exaltación del terrorismo, el abad de la Basílica del Valle de los Caídos - con la misma cobardía antes citada - se curaba en salud días atrás, tratando de impedir el legítimo derecho de un colectivo de españoles de recordar a sus muertos en el lugar donde reposan sus restos, declarando que no se celebrará Oficio alguno en su aniversario ni en ninguna otra fecha, específico para los ilustres personajes que allí yacen; a saber: José Antonio Primo de Rivera, asesinado por la horda de la que desciende Rodríguez Zapatero (declarado por él al explicar cuan “rojo”, “republicano” y “feminista” se considera) y Francisco Franco Bahamonde, que fuera el anterior Jefe del Estado durante casi 40 años y del que deriva, directamente, la supuesta legitimidad del actual régimen político.

Y ello porque, al amparo de la ley de Memoria Histórica - tan constructiva, igualitaria y reconciliadora ella – ya no es que no se pueda acceder al cementerio interior de la Basílica a recordar a los muertos, pues eso es un lugar donde reposan los restos antes citados y los de otros varios miles de todo signo y condición, entre los que se encuentra mi abuelo Ricardo, asesinado en Aravaca por la horda y enterrado inicialmente en Paracuellos, es que ni siquiera se pueden exhibir banderas nacionales, cintas de la Virgen del Pilar, insignias, recordatorios o cualquier otra cosa que pudieramos, libremente, decidir portar sus deudos políticos o familiares. Sus fotos ni soñarlo, claro.

La basura ilícita de Ley de Memoria Histórica pretende borrarnos del mapa, arrancar las hojas de los libros donde aparecemos, orinar encima de nuestra propia memoria mientras permite que asesinos evidentes, convictos y confesos sean cacareados, ilustrados y portados por cuantos lugares crean conveniente sus secuaces, porque a ellos la “memoria” nos les afecta. Por eso el cretino y malvado personaje que nos dirige desde el infausto día en que se subió al tren de la muerte comete, entre otros, errores de bulto que le llevan a calificar los atentados de “accidentes”; es la “memoria”, que le falla garrafalmente.

Sin embargo sí ha tenido tiempo, “memoria” y presupuesto del Estado, para que los dos retoños aparentemente salidos de la familia Monster – esta vez me refiero a la cinematográfica, pero tanto da – que han querido inmortalizar el esperpento de su visita “gratis total” a EE.UU. fotografiándose con un - suponemos - atónito Obama, de manera oficial, sean borrados de la página de la Secretaría de Estado norteamericana a las pocas horas de la publicación de la foto y también ha encontrado tiempo – y nuevamente presupuesto – para que varios agentes de su gabinete hayan dedicado horas enteras a perseguir a directores y responsables de redacción de todos y cada uno de los periódicos, y cadenas de televisión convencionales y digitales - según denunciaba estaba mañana uno de los contertulios de “Buenos días, España” en la nueva radio de derecha, Radio Intercontinental - para que dicha foto, o cualquier otra que incluyera a las “personajas” (Aído dixit), no fuera publicada en medio alguno.

No, no era por memoria histórica, ni siquiera por dignidad o vergüenza, que hubiera sido lo lógico; era por proteger el derecho de las... niñas a su intimidad y su propia imagen.

¡Caramba, pues no las subas a un avión oficial, te las lleves a la sede del gobierno de la primera potencia mundial, las embarques en la ONU, La Casa Blanca, la Cumbre del G-20 coma cinco, y las fotografíes con el primer presidente mulato de la historia americana! ¡Intimidad, dice, el tío!

De la propia imagen no digo nada, porque hasta la “simpática” y populista familia Obama debe estar todavía reponiéndose del impacto visual de la “propia imagen” de las “retoñas”, botas de motorista de los Ángeles del Infierno incluidas. De eso no tienen la culpa ni la Casa Blanca, ni la Secretaría de Estado ni la sumisa y estatal agencia EFE.

Y es que hay fotos y fotos. Y como yo ni soy de la Agencia Efe, ni se me espera por allí, aquí las dejo para que juzguen mis queridos lectores... si son capaces de resistir el impacto. No puede ser menos legal que publicar los de los hijos de perra, asesinos etarras.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Al menos no se les ve la cara a esas, esos o lo que sean. No me extraña que el sinverguenza de su padre no quiera que la gente las vea. Pánico, terror, estupor, pena....no sé lo que provoca la familia ésta. En fin,podemos estar seguros de que la family no va a tener mucha mas continuidad. La naturaleza es sabia.

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