Carta abierta a Gonzalo Sichar (SEPHA)

Estimado Gonzalo:

Dirás que soy un despistado, pero hasta hoy, que lo he visto en la prensa, no he sabido cuál es tu intención para la presentación del libro “Morir en Paracuellos” de pasado mañana.

Te tengo por un hombre íntegro, libre, de principios y con el valor suficiente para tomar las decisiones que consideras justas especialmente en lo relativo a la libertad de expresión, a la capacidad de expresarse libremente por la palabra y a no ser perseguido por ello, sea quien sea el que utilice esa palabra. Y por ello has sufrido - y quizá en algún momento sigas sufriendo aún – dificultades en tu negocio, en relación con la distribución de tu joven y activa editorial.

Te lo he expresado en público y en privado cuantas veces he tenido oportunidad y si he tenido que presentarte a alguien o referirme a ti no me han faltado elogios hacia tu persona, máxime cuando eres, en lo político, más que antagónico con nosotros. He felicitado tu decisión política de participar del proyecto de Rosa Díez, del que además, te confesé, he sido parcialmente partícipe, colaborando, mediante mi voto, a la elección de su candidatura por Madrid, a pesar de que, como bien sabes, soy falangista y estoy, en muchos asuntos, a años luz de los postulados de tu partido.

Pero hoy he descubierto con horror que has elegido, para presentar el citado libro, al asesino de Paracuellos. Al asesino de 12.000 hombres y mujeres inocentes, en las tapias de decenas de cementerios y de múltiples sacas y cunetas en los años horrorosos de dominio del Frente Popular en Madrid. Has elegido que el asesino de mi abuelo Ricardo hable de cómo fueron, en su opinión, aquellos hechos por los que no ha podido ser juzgado, merced a la Ley de Amnistía del 77.

Es como si eligieras, para presentar una hipotética biografía de mi padre, al miserable, al cobarde, a la sabandija de Ignacio de Juana Chaos.

¿Comprendes cómo me siento? ¿Comprendes que no es posible aceptar semejante atrocidad? ¿Te das cuenta de que ese canalla de Carrillo no ha pagado jamás por sus crímenes, no ha sido juzgado por ello, no se ha arrepentido nunca de su nefasta responsabilidad en aquel genocidio y todo lo ha despejado tildando los acontecimientos de “errores de juventud”? ¡No ha pasado ni un solo día de su vida en la cárcel, siquiera, por todo aquél horror!. Eso no es libertad de expresión, Gonzalo, eso es escarnio y humillación.

¿No te das cuenta de que es una ofensa, para sus víctimas y los descendientes de sus víctimas, intolerable?

Puedo llegar a entender que permitas publicar en tu editorial a quien te parezca conveniente, incluido este canalla. Podría llegar a entender que, de haberse atrevido, él mismo fuera autor de un libro relativo a Paracuellos y, como autor, tuviera que presentarlo entre las arcadas de cualquier persona decente, pero ¿por qué él, Gonzalo, en este libro? ¿Por qué el De Juana de nuestro pasado inmediato hablando de sus víctimas con desparpajo y mentira? ¿Por qué el asesino de Alcácer, hablando de las niñas muertas? ¿No entiendes la analogía de todos estos casos?

Te pido, por Dios, por lo que tú más quieras; por la grande o pequeña amistad que puedas sentir por mí, por mi familia o por tus autores; por respeto a la memoria de mi abuelo Ricardo y de todos los demás abuelos Ricardo que fueron vilmente asesinados en pijama y enterrados en fosas comunes de Paracuellos del Jarama, te lo pido como amigo: no permitas que Santiago Carrillo mancille nuestra sangre. No permitas que Santiago Carrillo acuda a presentar ese libro bajo ningún pretexto. No permitas que la excusa de aquella famosa carta entre el autor y el asesino se convierta en carta de naturaleza para que ese asesino defeque sobre mis muertos.

No me obligues, en definitiva, a ser uno de los muchos españoles indignados con su sola existencia, que tengamos que acudir el miércoles a impedir o dificultar la tropelía. Te lo pido con el corazón en la mano, Gonzalo. Por favor, no lo hagas.

Comentarios

Ramiro Semper ha dicho que…
Esto es como pedirle a Charles Manson que presente una biografía de Sharon Tate. El esperpento surrealista en la cultura española, roza lo patológico.

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