El mejor martillo para Idiotas
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Editorial al programa del 12 de febrero de 2019
Cuando aún
están frescos los ecos de la manifestación convocada por la derecha española de
tres sabores, anunciada como exégesis de
la democracia pura y el constitucionalismo
democrático, y que sin embargo fue tachada justo de lo contrario por parte
de aquellos contra los que se convocaba….
Es más, cuenta
solo con esos otros que hoy están sentados en el banquillo, en ese juicio “dictatorial, represivo y antidemocrático
contra la República Catalana” – esa que sólo existe para los idiotas – y que
le exigen como contrapartida a unos presupuestos para España, que acepte negociar
cómo salir de ella, anulando además de inmediato, todo proceso judicial que,
según cabría suponer, sería cosa del ejecutivo y/o del legislativo, y no del
judicial, como aparentemente mandan los cánones democráticos.
Los últimos
cuatro párrafos no son una opinión de quien esto escribe; son un extracto de otro
documento interesante: “Contra la Democracia”, de Jason
Brennan, publicado por Deusto dentro de la Colección de Ensayo Político
del Instituto Juan de Mariana y que tiene también como hilo argumental las
distintas formas democráticas de participación, así como sus propias tesis heterodoxas
acerca de cómo hacerlo.
Editorial al programa del 12 de febrero de 2019
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Democracia para idiotas, de Pedro F. Ramos Josa |
Cuando acaba
de empezar una de esas “fiestas de la
democracia” que es el funcionamiento de los poderes “independientes”, contra quienes deliberadamente han pretendido
violar no solo el ordenamiento jurídico, sino y sobre todo la esencia misma que
da continente a cualquier contenido legal – y no al revés – como reiteradamente
se nos hace creer con frecuencia, esto es, la nación soberana…
Y cuando los
que en el banquillo se sientan dicen estar siendo sometidos a un proceso represivo, dictatorial y
antidemocrático por un estado opresor… que les permite entrar y salir de España,
presentarse a las elecciones y ser elegidos, gobernar y disponer de todos los medios
económicos e instrumentales…. no cabe duda de que algo ha pasado con la terminología
al uso, que sirve para definir una cosa y su contraria sin que a nadie le
arranque el menor sonrojo.
En virtud de
esa terminología supuestamente democrática,
se validan y acuñan además otro montón de términos, a los que se da carta
de naturaleza, y que sirven, por lo visto, para valorar la calidad de aquella.
Así, en uso de una supuesta libertad de expresión, los políticos más variados
se insultan a modo usando, eso sí, términos comunes donde el preferido es, sin
duda, el de fascista.
Esa
manifestación a la que nos referíamos fue convocada, en principio, contra las
actitudes de un jefe de gobierno que no solo no es diputado, sino que tampoco
cuenta con más respaldo para gobernar España, que aquellos que quieren destruirla
y a los que, democráticamente, prometió convocar elecciones inmediatas para
obtener su apoyo en la democrática moción de censura tas la que, sin embargo,
no tienen mecanismo legal alguno para hacer cumplir tal promesa.
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Pedro F. Ramos Josa, el autor |
Esos tipos a
los que el “felón de la Moncloa” según
lo ha tildado Pablo Casado, les había
concedido, entre otras cosas, un negociador internacional, un mediador, un relator, dentro de una propuesta
infumable de 21 puntos, que ni con la mejor de las intenciones podría denominarse
democrática en ningún país del mundo.
Así que no
cabe duda de que hoy más que nunca conviene sentarse a estudiar y redefinir conceptos.
A aprender nomenclatura, significados generales, contenidos reales para palabras
reales cuyos valores han sido sepultados bajo una maraña inextricable de mentiras,
de difamaciones y usos torticeros del lenguaje sin más valor que la perpetuación
de situaciones de poder político, a costa de mantener la muerte civil del adversario,
convertido una vez más en enemigo.
Sin embargo,
eso vale para todos. No por repetir muchas veces la palabra democrático o democrática las cosas ganan
valor. Antes, al contrario, lo pierden con frecuencia. Justicia democrática,
memoria democrática, estado democrático, constitución democrática, democracia
parlamentaria, democracia liberal, democracia cristiana, prensa democrática, democratizar
la cultura, la televisión, el teatro… No hay un concepto tan vapuleado en el
lenguaje – también democrático – como la palabra democracia. Bueno, si
exceptuamos las palabras fascista y Constitución. Pero sobre ellas ya volveremos
cualquier otro día, que hoy con tratar de encontrar significado y valor real a
la palabra democracia nos damos por satisfechos. Significado, valor y quizá,
alternativa.
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Humberto Pérez-Tomé, el editor |
“En la
democracia ateniense se solía llamar idiotes
o idiota a quien se zafaba de las obligaciones de la ciudadanía, el orgullo de
la ciudad tal como expone Pericles en su oración fúnebre”. Así
comienza José María Marco su prólogo a Democracia para Idiotas
que nos servirá hoy de hilo conductor para nuestro programa.
Sostendrá su
autor,
D. Pedro F.R. Josa, en esta obra publicada por la editorial Sekotia, una
enconada defensa de la democracia representativa,
frente a la democracia directa – otra
vez la condenada palabra – tratando de ilustrar su exposición, ya no con la
antigüedad, que también, sino con ejemplos actuales en tiempo real, llega a afirmar. Negará, de hecho, categóricamente,
que la democracia directa sea verdadera democracia, y la tildará de puerta de la tiranía.
Pero rara vez
dudará del método. Pocas veces, por no decir ninguna, cuestionará el mecanismo
más allá de la formalidad de conceder o no, representación directa. Incluso
afirmará que la representación es, de facto, la manera de no ser idiotas, ni los gobernantes ni los
ciudadanos: ya saben, de no zafarse de las obligaciones ciudadanas que “la
democracia” nos ha asignado.
Triste papel
el que confiere esa democracia, en opinión de este editorialista, a cualquiera
que sienta de verdad la necesidad de participar en los asuntos ciudadanos. Y triste
marco el que, por lo visto, se limita al marco democrático liberal para cualquier
nación avanzada.
Afortunadamente,
este espacio sirve para cuestionarse algunas cosas a la luz de quienes se
molestaron alguna vez en pensar y en escribir, y de quienes nos molestamos en leer.
Y tengo la convicción de que las conclusiones a las que llega nuestro autor de hoy
no son aceptadas universalmente.
“El valor
de la democracia es puramente instrumental. La única razón para preferir la
democracia a cualquier otro sistema político es que es más efectiva para
obtener resultados justos, de acuerdo con unos criterios de justicia
independientes del procedimiento. La democracia no es diferente de un martillo.
Si podemos encontrar un martillo mejor, deberíamos usarlo. Y deberíamos
ser capaces de construir un martillo mejor que la democracia.
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Norberto Pico, Jefe Nacional de Falange Española |
La
democracia es una herramienta. Si encontramos una herramienta mejor, deberíamos
sentirnos libres para usarla. De hecho, tenemos la obligación de usarla. La
Justicia es la justicia. Las malas decisiones no se convierten en justas simplemente
porque hayan sido decretadas por la política. Las decisiones políticas son de
gran trascendencia. ¿Cómo se atreve alguien a tomar esas decisiones de manera incompetente?
Cuando
digo que la democracia es un martillo, quiero decir que es un medio para un
fin, pero no un fin en sí misma. La democracia no es intrínsecamente justa. No
se justifica por razones procedimentales. Cualquier valor que tenga la
democracia es puramente instrumental.
Ninguna
forma de distribuir el poder político es intrínsecamente justa o injusta.
Existe una verdad independiente del procedimiento sobre cuáles son los fines
justos de un gobierno, sobre qué tipo de políticas gubernamentales se deben
implementar o qué resultados deberían producir los gobiernos. Deberíamos usar cualquier
forma de gobierno – incluida la ausencia de gobierno – que persiga esta verdad
independiente de la manera más fiable.”
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Contra la Democracia, Jason Brennan |
No hay seguramente
una única solución y, desde luego me niego a aceptar que la buena sea la forma
actual, que tan corrompible y maleable ha resultado en tan poco tiempo.
En esta mesa,
estoy seguro, vamos a poder encender algunos debates al respecto y quizá algunas
alternativas experimentales. Los invitados tienen la palabra
Les ha hablado
Martín Ynestrillas y esto es Somos
Libro
Invitados:
Pedro F.
Ramos Josa (autor)
Humberto
Pérez Tomé (Editor)
Norberto
Pico
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